EL AISLAMIENTO SOCIAL... ¡Y SU APORTE GIGANTE A LA PROPIA PSICOLOGÍA!
- Cesar Arias Axilo
- 12 sept 2018
- 3 Min. de lectura

"La cosa no le iba bien a Freud por aquella época: Habían sido rechazados por la Sociedad de Medicina sus descubrimientos sobre la histeria, Meynert le negó el acceso al laboratorio de anatomía cerebral, y Scholz, al material clínico para sus conferencias. Se le acusó de interrogar a sus pacientes sobre su vida sexual, y se le dejaron de enviar. Este es el periodo al que después Freud se refirió como de "espléndido aislamiento". Mejor para la ciencia: fue el periodo en el cual hizo uno de sus más grandes descubrimientos: el complejo de Edipo, término utilizado para señalar el momento del desarrollo (generalmente entre los 3 y 5 años de edad) en el cual el niño (Freud se refirió inicialmente al niño varón), en actitud ambivalente hacia sus progenitores e impulsado por sus instintos y fantasías, siente rivalidad hacia su padre, al cual desea desplazar en el cariño de la madre.
¿Cómo llegó Freud a este descubrimiento? Básicamente a través de la interpretación de los sueños que solían relatarle sus pacientes. Los resultados de sus indagaciones, así como el planteamiento de una novedosísima teoría sobre el funcionamiento del aparato psíquico, se encuentran en su obra La interpretación de los sueños (1900).
Ahí se incluye la primera interpretación completa de un sueño del propio Freud ("el sueño de la inyección de Irma").
Con el desarrollo de esta técnica interpretativa, Freud abandonó definitivamente la técnica de la catarsis y cualquier otra, para concentrarse en la "asociación libre" -la base de todo psicoanálisis-, en la cual se le pide al paciente, que permanece consciente, que diga todo cuanto viene a su mente, sin ningún tipo de restricción.
Por cierto aquí comienza el uso del diván, que estimula una mayor espontaneidad de las asociaciones. Estas asociaciones libres, aunadas a la interpretación de los sueños, permitían acceder a pensamientos, recuerdos y fantasías de la época más temprana del paciente, generalmente dolorosos y por lo tanto reprimidos. También reconoció Freud por esta época el significado inconsciente de esos pequeños olvidos, lapsus, actos fallidos, etc. que nos son tan familiares. Con estas bases, antes de 1905 se publicaron otras dos obras cruciales: Psicopatología de la vida cotidiana (1901b) y Tres ensayos de teoría sexual (1905).
La época del aislamiento comenzó a ceder cuando a partir de 1902 se le unieron los médicos Alfred Adler, Rudolf Reitler, Max Kahane y Wilhem Stekel. En 1903 lo hizo Paul Federn, y en 1905, Eduard Hitschmann. Antes de 1910 también se habían agregado Otto Rank, Hanns Sachs, Max Eitingon, Abraham A. Brill (Estados Unidos), Ernest Jones (Inglaterra), Ludwig Jekels (Polonia), Karl Abraham (Berlín) y Sándor Ferenczi (Budapest), entre otros. ¿Qué hizo que este pequeño grupo de profesionistas -en 1908 eran veintidos-, generalmente bien establecidos en su campo, se unieran a un hombre tan cuestionado en su momento? No lo sabemos, pero esta pequeña "sociedad" atrajo tanto la atención, que entre 1907 y 1910 logró despertar el interés de dos personalidades en el campo académico y científico: Eugen Bleuer y C.G. Jung (ambos de Zurich). Tan prominente "cuadro" logró finalmente que la universidad y la famosa clínica psiquiátrica de Burghölzli (Suiza) incorporaran al psicoanálisis entre sus técnicas de tratamiento para trastornos graves, así como la fundación, en Nuremberg, de la Asociación Psicoanalítica Internacional (1910).
El camino parecía estar allanado para recibir, en 1909, la invitación de la Universidad de Clark de Worcester, Massachusetts, para participar en las celebraciones de su vigésimo aniversario, donde se le otorgó a Freud el título de doctor honoris causa.
También se unieron las primeras mujeres, entre ellas Lou Andreas-Salomé, famosa escritora germana ex-amante de Nietzsche y Rainer Maria Rilke".
Oblitas. 2004.
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