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En relación al escrito anterior, y referente al tema del amor en el trabajo, podemos hablar acerca de un tema ligado que también resulta tanto interesante, como fundamental en este mundo carente de significados trascendentales.
EL AMOR PRODUCTIVO.
El amor productivo, nos dice Erich Seligmann Fromm, un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judío alemán, surge del amor por sí mismo, el querer auténtico y desinteresado -al menos de manera futil o superficial-, y la responsabilidad por uno mismo, el respeto propio y el saber propio.
Esta postulación se adapta tanto al ámbito personal, como laboral, y se puede referir en cuatro apartados:
a) Libertad de, y libertad para. Pocos pueden ser verdaderamente libres. La gran mayoría son presos o esclavos por voluntad propia de sus propios pesares y vicios. La libertad con respecto a valores que no son valores, y la libertad para realizar las actividades que verdaderamente amas, corresponden para muchos de débil voluntad como faenas que sólo quienes tienen dindero pueden realizar de forma total y abierta... ¡menudo error!
b) Valores individuales y valores sociales. La verdadera valoración de conceptos que ante todo, enaltecen el respeto mutuo, son más fundamentales por las nefastas actividades que realiza la gran mayoría de las personas débiles de corazón, y que les mueve a confundir la libertad de expresión por ejemplo, con la libertad de agresión. Si comenzamos a respetarnos mutuamente tanto en derechos individuales, como en sueños y esperanzas particulares, comenzaremos entonces a gestar en nuestro interior los auténticos valores tanto individuales, como sociales.
c) Hacer lo que tenemos que hacer, en contra de lo que deseamos hacer. ¡LA NOBLEZA OBLIGA! Si sabes más, entonces, lejos de ubicarte por encima de los otros, tu deber es ayudarlos a llegar al nivel en el que tú estás.
d) Modo de ser contra modo de tener. La gran mayoría de las mentes débiles creen erróneamente -y lamentable así sucede gracias a grandes números de falsos líderes-, que las personas valemos únicamente por lo que tenemos... y la gran mayoría, vacíos de los puntos a), b) y c), caen redonditos en la funesta trampa de creer que sólamente si tienen, valen.
¡Las personas no valemos por lo que tenemos; sino por lo que somos!
¡Es falso que primero debes de tener, para después hacer, y al final ser!
¡Es primordial que primero definas lo que verdaramente eres, para después, hacer lo que de tí se espera, para finalmente, obtener los beneficios de estas dos enormes resoluciones... tener las metas que desde un principio te planteaste conseguir...
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