"¡Doctor Freud, ¿qué me recomienda para que mi pequeño hijo tenga éxito en la vida?!"
A lo que nuestro famoso neurólogo respondió:
"No se preocupe señora, ¡de todos modos se va a equivocar!"
¿POR QUÉ NOS EQUIVOCAMOS?
Esta pregunta, para muchos, correspone a un concepto dormitivo... es decir, ¡que no existe!
¡Así es! Las equivocaciones no existen!
¡No existen la opción correcta ni la incorrecta!
Freud se refería casi con toda seguridad, a considerar a lo que suponemos como "equivocación", a una simple condición que sea como sea, puede, además de "cambiar de rumbo" ("corregirse" o "enmendarse"), ser también confundida como algo garrafalmente daniño... lo cual por supuesto, no es tal...
Estas ideas -las de las equivocaciones como fatalidades que no pueden "resolverse"-, no representan la realidad tangible; ya que abren la posibilidad existencial a lo que verdaderamente no existe. Es decir, que cuando tomamos una opción determinada, y ésta no aportó a nuestra causa lo que de la misma esperábamos, inmediatamente la demeritamos y exclamamos: "¡Debí elegir la otra opción!"... como si "la otra opción", no pudiera generarse de la que tenemos frente a nosotros en ese preciso momento...
Las opciones correctas o incorrectas no existen; sólo existen las variables... las cuales por cierto, son infinitas, y ciertamente pueden "repetir patrones", "haciéndo que circunstancias determinadas puedan repetirse casi de forma infinita".
La imágen nos puede ayudar a entenderlo mejor.
La prospectiva también.
Mas no la perspectiva; la cual por cierto, ya tratamos en una experiencia anterior.
¡No existen los errores! Toda circunstancia de la vida puede no ser un error, si aprendes a verla desde una postura diferente... esto es lo que mucho llaman: "reencuadrar".
¡No te dejes engañar! ¡La vida no se termina con las opciones tomadas! NO EXISTEN LAS FALLAS O EQUIVOCACIONES, EN LA VIDA DE CADA PERSONA, SÓLO EXISTEN LOS CAMINOS... Y SON INFINITOS...
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