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En un espacio anterior describí a estas dos deficiencias en la intervención individual o grupal, realizadas casi siempre por jefes, personal subalterno poco preparado, supervisores, o incluso coachs y entrenadores de personal escasos de verdaderos recursos de formación profesional...
La primera inobservancia es juzgar según lo que se hace o no se hace, sin entender las causas. Sin considerar el factor emocional. Sin entender que tu proyecto poco ha enamorado al nuevo integrante. Sin percibir que muy probablemente, dispone de otras propuestas de crecimiento, además de la tuya...
La segunda, la reificación, es explicar a la persona juzgando su conducta someramente pasando de usar adjetivos como "tonto", "agresivo", "desorganizado", "enojado", "introvertido" o "nervioso", y los convertimos en sustantivos...
No porque veamos a la persona nerviosa; es nerviosa.
La evidencia más notable de que "se usan" estas fallas -por supuesto de forma poco consciente, mas no inconsciente-, es cuando el jefe, supervisor o encargado informa sobre la persona con gesticulaciones y ademanes angustiantes; esto revela lo que verdaderamente sucede: NO TIENE LA MÁS MÍNIMA IDEA SOBRE QUÉ HACER, Y EN LUGAR DE RESPONSABILIZARSE DEL PROCESO DE FORMACIÓN; SOLO DESCALIFICA.
Como hemos dicho, estas fallas aparecen cuando en el informe angustiante se supone la falta de resultados como consecuencia de las incapacidades de la persona de nuevo ingreso, en lugar de inferir su aún falta de convencimiento sobre las tareas y/o proyectos a realizar...
¡ENAMÓRALO!
¡EMPATA SUS METAS DE VIDA CON LAS DE TU PROYECTO!
¡CAPACÍTATE TÚ PRIMERO EN ADMINISTRACIÓN DE PERSONAL, ANTES DE INTENTAR CAPACITAR A OTROS!
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