top of page

¿Te interesa un mejor futuro para tu nación, sin tener que involucrarte de manera directa?

Foto del escritor: Cesar Arias TransformadorCesar Arias Transformador


¡Entonces deja de gritarle a los niños!

Triste y paradójica resulta la conducta de no pocas personas que, creyendo que viven en un "sistema justo" que les permite "obtener todo el capital posible" -es decir, que viven en un sistema capitalista que aparentemente les "abre las puertas a toda posibilidad económica"-, terminan sesgando casi totalmente las oportunidades de sus propios hijos.

¿Cómo es esto?

Simple.

Cierto es que pocos padres están medianamente preparados para el papel de la paternidad; la realidad es que la gran mayoría, son peor que amateurs. Y dentro de las enormes discapacidades de padres improvisados, se destaca la de la intolerancia.

Es común encontrar padres que suelen gritarle a sus hijos para silenciarlos en todo momento... ¡EN TODO MOMENTO!

Que cuando gritan por felicidad en medio de un frenesí de inusitada y jovial alegría desenfrenada... ¡Cállense!

Que cuando gritan por tristeza o llanto... ¡Cállense!

Que cuando insisten en sostener un punto válido de desarrollo como por ejemplo, independencia para caminar o dirigirse solitos y desde temprana edad lejos de su madre... ¡Cállate y vente para donde yo estoy!

Que cuando insisten con lo anterior, y presumen orgullosos todas las nuevas capacidades de desarrollo que recientemente acaban de descubrir en su ser trepando más alto de lo que podían hacerlo semanas antes... ¡Cállate y bájate PORQUE TE VAS A CAER!

Que cuando por azares del destino quedan en medio de una conversación "de adultos", y por simple desarrollo e integración social desean participar con sus propias opiniones... ¡Cállate que TÚ NO SABES! -y lo peor en esta situación es cuando lo anterior se acompaña con risas, burlas o demeritaciones públicas-.

Resultado:

Una sociedad mexicana corrupta en donde los ciudadanos, perfectamente adiestrados, quedan obedientes ante un sistema deficiente de crecimiento económico en donde solamente unos cuantos reciben los beneficios.

Tenemos una sociedad en donde cuando se percibe un abuso, las intervenciones de quienes atestiguan, lejos de intervenir directamente, se contentan con solo usar las cámaras de sus teléfonos idiotizantes.

Nos quedamos con una cultura en donde los dirigentes -padres de la sociedad según la postulación de innumerables especialistas; como el genial psiquiatra norteamericano Eric Berne-, admiten públicamente que roban y que delinquen sin el menor miramiento, sin que las grandes masas hagan algo al respecto.

¿Te interesa que nuestro futuro genere menos cobardes adiestrados?

¡Entonces deja de incentivar la cultura nociva de los gritos y las intransigencias hacia nuestros niños de hoy!

Por supuesto, hasta la persona más paciente, tranquila y calmada ha perdido en algún momento los nervios ante una mala conducta infantil y se ha descubierto gritando a sus hijos para reprenderles. Somos humanos, mortales e imperfectos y, por muy bien que intentemos hacer las cosas, a veces nos equivocamos. A nadie le gusta enfadarse y gritar a sus hijos, pero lo que ocurre cuando este comportamiento es constante y se educa a los hijos a base de gritos y malos modos, la sociedad en verdad retrocede.

¡Aprende a corregirte!

10 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page